El mejor lugar del mundo es aquí
Este verano he pasado casi dos semanas en una casita en la ladera de una montaña, con cobertura solo debajo de un árbol y una piscina desde donde veía Sierra Nevada. He tenido tiempo, para pensar, leer, hablar, caminar... he tenido tiempo y sensación de tener tiempo, que son cosas diferentes.
El tiempo es algo objetivo: con un calendario o planificador entiendes el tiempo que contendrá el año, un mes o una semana. Sin embargo, la sensación de tiempo o de falta de tiempo es algo muy distinto. Es una relación entre el tiempo que tienes y las cosas que quieres hacer.
Está aceptado y casi valorado socialmente hacer varias cosas a la vez, querer hacerlo todo rápido y no esperar. Ser “productivos” está de moda. Ocupamos los momentos de espera con otras actividades o simplemente con el móvil; con lo que nuestra mente no llega a descansar ni siquiera aquí. Y no solo a descansar, tampoco a ser consciente de donde estamos física o vitalmente. Y ésto a largo plazo deriva en no sentir que la vida que tienes la estás eligiendo. Y es que cada rato que dedicamos a algo es una elección. Porque, aunque a veces lo olvidemos, tenemos la capacidad de decidir el rumbo.
A menudo me he encontrado yendo a dormir pensando que no me he dedicado a mí ni un momento de ese día. He hecho muchas cosas y sacado adelante mucho trabajo, habré mirado el móvil algún rato pensando que así descansaba… Y el día se ha acabado.
Hoy te invito a que activamente decidas la sensación de tiempo que quieres y qué elementos son los que a ti te hacen sentir que estás vivo y por ello merecen tener un momento en tu día a día. Así que desde lo más pragmático a lo más personal te comparto cinco simples acciones que cambiarán tu sensación de falta de tiempo si decidas aplicarlas con decisión. Ahí van:
1. Lista de pendientes.
Haz una lista con todas las cosas pendientes que tienes en la cabeza. Nada más acabarla realiza en el momento las que te lleven menos de 10 minutos, y las otras decide cuando las vas a hacer. Importante: habrá algunas que lo mejor sea decidir que no las vas a hacer nunca, tacharlas y sacarlas de tu cabeza. Ten esta lista a mano para poder liberar tu mente de las tareas pendientes.
También te recomiendo tener papel al lado de la cama para vaciar la cabeza de estos pensamientos que vienen por la noche, antes de dormir y que se te quedan dando vueltas.
2. Hacer primero lo importante.
Durante el día, incluso en el trabajo, aparecen millones de tareas que parecen súper importantes pero solo son urgentes. Habría que hacerlas ya, pero siendo realistas no tienen tanta importancia. A veces dedicamos mucho tiempo a hacer las cosas “urgentes” (y otras muchas que ni siquiera lo son) en lugar de hacer primero aquello más importante. Mi consejo aquí es que cada día intentes completar un cometido realmente significativo, uno. Que cuando te vayas a la cama tengas esa sensación de haber terminado algo. Cuantos más temas importantes resolvamos al día, menos urgencias aparecerán a posteriori.
Para mí habría una excepción: el fin de semana es para disfrutar / desconectar.
3. Bloquea tiempo para aquello que te emocione o que te vaya a llevar al lugar donde quieres ir.
Tú eres tu ministro de educación, tu coach, tu mejor asesor…Con la suerte y responsabilidad de encontrar en tu día el momento para aquella actividad que te emociona o que has decidido hacer.
Si no tienes un planificador de la semana, coge un papel y dibújate los 7 días y las tareas que siendo realistas te bloquean diferentes horas en los diferentes días. Quedarán pocos huecos. Mira a ver donde aparece o recolocas un momento para hacer esa actividad que decidiste regalarte. Te recomiendo que si se repite sea todos los días y ocurra en el mismo momento, para que tu cuerpo lo coja como hábito y no haya una pequeña lucha diaria.
4. Disfrutar.
Identifica ese momento cotidiano (o de fin de semana o de vacaciones) que te encanta e intenta replicarlo. Puede ser simplemente desayunar en el balcón o mirando por la ventana. Tal vez no tengas una bañera para un baño, como si estuvieras de vacaciones, pero puedes ducharte antes de dormir con la luz apagada y una pequeña vela, cambiando totalmente tu sensación de ese momento. Quizá únicamente antes de dormir alejes el móvil y tengas un ratito de lectura o hables un rato con alguien que quieras.
Aquí el reto es encontrar esos momentos preferidos y ser capaces de proporcionárnoslos para que cuando se acabe el día tengamos la sensación de que el día fue bonito, que nos dedicamos un rato de disfrutar.
5. Pausar.
En la medida de lo posible te recomiendo mucho hacer pausas. Entiendo que no es la sugerencia más común, pero si no estás feliz en tu vida profesional o personal haz una pausa, pregúntate qué quieres o simplemente date tiempo. No hace falta que te vayas un mes a la India (que también te lo recomiendo). Aunque sea un fin de semana en el campo o una tarde para ti. Date (crea) las pausas que necesites y que desees. Te ayudará a ver con claridad.
Y es que no hace falta estar de vacaciones en el lugar más exótico y lejano para sentir que tenemos tiempo y que disfrutamos de la vida. Basta con dejar de pensar que somos víctimas de nuestras circunstancias, empezar a ser conscientes de que somos libres para elegir más cosas de las que pensamos y sobre todo que podemos modificar nuestra vida a través de las cosas que decidimos hacer porque si eliges lo que quieres:
El mejor lugar del mundo es aquí.
i.