¿Cómo cerrar?
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Mi calendario 2020 tiene un vacío a partir de marzo. Dejé de planear, de hacer lo que ya tenía pensado y de mirar más allá de qué sucedía ese día. Este hueco tiene un gran valor. Habla de lo que he vivido este año, de que no tengo control sobre todo lo que ocurre y también habla de todo lo aprendido con esta experiencia. De la oportunidad que para mí ha sido este parón global.

Nueve meses después de que una pandemia mundial llegara a nuestro continente y de sufrir un absoluto confinamiento en casa hemos vuelto a una normalidad, que no tiene nada de normal.

Cerrar este año es más importante que nunca porque ha sido un año fuera de todo pronóstico y lleno de cosas incomprensibles.  Hoy 28 diciembre, a cuatro días de acabar el año, es un buen momento para entender qué nos ha sucedido y poner un punto y aparte. Me encanta empezar cosas nuevas porque te abre infinitas posibilidades, pero para que esto suceda debemos despedirnos de lo que terminamos. Con cariño. Poniendo en valor los momentos importantes (buenos y malos) que han formado tu 2020, dándote perspectiva sobre lo que has vivido y agradeciendo.

Te invito a sacar un ratito tranquilo (unos 25 min) para hacerte el regalo de entender qué has vivido este 2020 y cerrar el año. Solo necesitas realizar tres acciones que te lanzarán al 2021 desde un lugar de calma y perspectiva.

Acción 1: completa tu calendario para poner en valor el año. (15 minutos min.)

  • Busca unos estos minutos para tí, y si compartiste tu calendario FiWall con tu pareja o familia, os invito a que hagáis este ejercicio juntos. Para no tener interrupciones puedes meter el móvil en un cajón, prepararte una bebida rica, música tranquila… y poner tu calendario 2020 sobre la mesa.

  • ¡Qué año tan intenso! Tendrás cosas apuntadas pero habrá algunas importantes que falten, añádelas. Te sugiero que no borres aquello que habías apuntado y que no sucedió nunca, es parte de tu historia.

  • Una vez tengas todo apuntado, te propongo que señales en cada mes el momento más relevante. Márcalo de alguna manera. Este hecho puede ser algo positivo o negativo y puede haber durado uno o varios días. El ejercicio podría terminar aquí, con tu calendario repleto de tus vivencias y las más importantes remarcadas. Y así tendrías ya un maravilloso mapa del camino que recorriste este año y todos sus recuerdos.

Acción 2: haz un electrocardiograma del 2020 para tener perspectiva sobre lo vivido. (5 minutos aprox.)

  • Para los que sois más visuales os invito a ir más allá. Utiliza la parte trasera del calendario (en caso de que tengas un FiWall puedes hacerlo en una hoja aparte)  para dibujar un eje de coordenadas. En el eje de la Y (vertical) numera del -5 (en parte más inferior), hasta +5 (en la parte superior). Partiendo del 0 dibuja el eje de la X (horizontal) donde escribirías los meses del año.

  • Ahora que tienes la gráfica, coloca esos momentos que seleccionaste ya en el calendario a la altura que corresponda. Te quedarán tus momentos más relevante organizados cronológicamente, a una altura mayor si son positivos y menor si son negativos.

  • Uniendo con una línea cada momento con el anterior y el posterior obtendrás una curva que representaría el “electrocardiograma” de tu año. Ésta es diferente para cada uno de nosotros en función de lo que hayamos vivido y, sobre todo, cómo lo hayamos hecho.

Acción 3 : un agradecimiento para cerrar el año desde un lugar de calma y paz interior. (5 minutos aprox.)

  • Te propongo que en el reverso del calendario escribas un agradecimiento, nombrando a las personas importantes, situaciones concretas, aprendizajes... Te invito especialmente a que te agradezcas también a tí mismo con generosidad tus logros, tu valentía o lo que te parezca.

Seguramente después de hacer el ejercicio veas estos meses de otra manera. Tal vez, pese a la situación sanitaria vivida, tu 2020 haya tenido algunos momentos muy bonitos por los que estar agradecido. Solo ser capaces de cerrar este año y abrir otro nuevo ya es una suerte.  Yo estoy súper agradecida a este año. Puede que sea en el que más he crecido como persona, sin duda ha sido una etapa realmente importante para mí. He tenido algunos de los peores y mejores momentos de mi vida. Algunos de los descubrimientos más reveladores y aprendizajes más necesarios.  A pesar de mi mala memoria jamás olvidaré este año. Creo que ninguno lo haremos.

Mi último pensamiento al cerrar este año es un gracias gigantesco a todas las personas que han formado parte de mi vida este 2020. Gracias por haber elegido que yo y FIMAD formemos parte de vuestro tiempo, que es vuestra vida, en este año tan atípico.

En cuatro días la Tierra empezará otra vuelta alrededor del sol, empezará un año nuevo, un nuevo ciclo. Disfrutad de este momento tan bonito.

isa lab
Párate, es el principio de algo.

En ocasiones nuestro cuerpo nos dice que ha llegado el momento de parar a través de enfermedades o dolores, otras veces hace falta una pandemia para que como sociedad y como individuo, demos un paso atrás y entendamos qué está sucediendo.

No voy a hablar de conspiraciones sobre cómo o quién ha creado este virus, si ha sido accidental o provocado, ni quién se podría beneficiar de esta situación.

Evidentemente para las familias que están perdiendo a seres queridos o que intuyen que su empresa o puesto de trabajo peligra, esta situación será vivida como un drama y es comprensible. Les mando todo mi cariño. De hecho no me atrevo a dirigirme a ellos, si no a todas esas personas que están en sus casas aburridos, saturados de pantallas e información y quejándose.

Hoy quiero hablar de la “suerte” que tenemos como individuos y como sociedad de parar.

Como colectivo estamos hartos de ver cómo diferentes sistemas no funcionan: sistemas políticos, económicos, educativos, sociales… y sin embargo la inercia de la sociedad acelerada en la que vivimos no nos permite plantearnos si ha llegado el momento de crear otras respuestas, otros procesos y sistemas. Si miramos a esta realidad como algo neutro, sin que el miedo nos haga perder el juicio, la realidad es que estando en nuestras casas aislados perdemos la libertad de movernos, pero tenemos la grandísima libertad de pensar, la libertad de decidir qué hacer con este tiempo que nos cae del cielo.

La vida nos regala la oportunidad de parar.  Sé precavido, pero apaga el móvil algún rato y regálate este tiempo para ti. (¡Por fin tenemos tiempo!) Pocas veces en la vida tendrás la oportunidad de hacer un parón y ver si por dónde vas es por donde quieres ir. Es el momento de coger papel y boli y pensar en tus sueños, pero también en tus relaciones, en tu economía, en tus emociones… en cómo te está yendo en los diferentes aspectos de tu vida. Es solo para tí, así que no tienes por qué mentirte. Aprovechar este tiempo para coger el timón y cambiar el rumbo es una suerte incalculable.

Entiendo el pánico al pensar que podamos perder nuestro negocio o nuestro puesto de trabajo. Entiendo la incertidumbre a que las cosas cambien en una dirección desconocida, sobre todo si creíamos que la sociedad era estática, que los trabajos que existían hasta ahora también existirían en el futuro. Entiendo la tranquilidad que pueda dar pensar que las cosas en el día de mañana fueran a ser lo que conocemos ahora. Sin embargo, y bajo mi punto de vista, ha llegado el momento de asumir que el mundo está cambiando, que las profesiones, como las conocemos hoy en día, van a ir desapareciendo para dar lugar a un mundo de individuos especializados en tareas más específicas, según sus talentos y habilidades. Creo que el día en el que nos movamos hacia realizar actividades profesionales que nos permitan desarrollar nuestras capacidades y pasiones solucionando una necesidad, ese día, no pensaremos en contratos fijos  o en opositar por el mero hecho de un sueldo “seguro”. No hará falta porque solucionar problemas es crear riqueza.

 

A las personas que ven ahora mismo el futuro con terror, les pido que vean la oportunidad que tenemos. Solo pasará haciendo un cambio de mentalidad que empieza por: parar, apagar el ruido para conocernos, saber qué queremos, cuáles son nuestras herramientas y cómo podemos utilizarlas. Sé que no hemos sido educados para esto, nos han enseñado ejecutar y aplicar conceptos, no a creer en nuestras ideas y a llevarlas a cabo. Sin embargo ya no hay excusas, en una sociedad hiperconectada donde un virus circula globalmente, más aún lo hace la información y la formación. No echemos balones fuera. Somos responsables de nuestras elecciones de vida y de la visión con la que afrontamos los cambios.

De todas las situaciones adversas se puede sacar algo positivo por eso hoy os invito a vosotros y a mí misma a no vivir desde el miedo.

No nos enfoquemos en la enfermedad si no en la oportunidad de parar, que como individuo y como sociedad nos brinda esta crisis.

Esta Krisis tambalea el mundo y te invita a reinventarte. No es el fin del mundo, es el principio de algo.

i.


isa lab
El 2020 no está escrito

Me parece muy sanador ser capaz de cerrar una etapa y abrir otra.  Hoy los contadores están a cero. El año ha dado su pistoletazo de salida y todos desde la línea de inicio, espontáneamente, comenzamos a imaginarnos posibles escenarios para nuestro año. De alguna manera  comenzamos a soñar  con ser capaces de hacer algunas cosas nuevas, de superarnos o lograr aquello que nos imaginamos, de vivir nuevas experiencias. Es un nuevo comienzo.

Los mayores aprendizajes vendrán de situaciones que nos depare la vida y que por suerte se escapan a nuestro control, solo podemos vivirlas.

Sin embargo no hacer planes provocaría que todas esas cosas que nos emocionan se quedasen en el tintero, o peor aún, en nuestra mente, creciendo y creciendo sin llegar a materializarse nunca, creando un sueño tan grande que nos bloquee el simple hecho de pensar en empezarlo.

Yo te propongo, como cada vez que escribo, que te arriesgues a conocerte, a descubrir qué te emociona y a pasar a la acción. Porque en ese camino las cosas que te encuentres serán extraordinarias.

Para todas las personas que estos meses pasados nos preguntaban cómo aprovechar al máximo la herramienta que son nuestros calendarios y  por dónde empezar a plantear su año, os proponemos dos  acercamientos. El primero para quien lo vaya a usar de forma personal, y el segundo para quien comparta su calendario con otras personas.

¡Empezamos!

Si tienes un calendario nómada (Fi Nomad o Fi Pocket) seguramente sea para tu uso personal y/o profesional, y nuestra propuesta es que lo empieces de la siguiente manera:

1.      Tu momento. Lo primero es que encuentres un momento de tranquilidad en el que te puedas sentar a entender el tiempo que tienes por delante en este 2020. Busca un lugar agradable y que te permita estar concentrado.

2.      Crea tu marco de referencia. Tienes un calendario que hace visible el tiempo de la forma mas simple e intuitiva posible, de manera que seas tú quien decida qué es relevante y qué tendrá lugar en tu año. Aquí es el momento de poner el contexto personal: los festivos que tendrás, puentes, vacaciones…

3.      Fechas para recordar. Te animo a que si tus prioridades en la teoría son tu familia, amigos…, en la práctica empieces por marcar esos días que quieres que no se te olviden y  que formen parte de tu vida este próximo año, como sus cumpleaños y las fechas que son realmente relevantes para ellos.

4.      Profesión o estudios. Si el objetivo es usar este calendario para organizar tu vida profesional o estudios principalmente, este sería el momento de plantear las fechas de entregas de proyectos, exámenes o períodos de alta intensidad. Te recomiendo que si las fechas no son totalmente seguras, las marques a lápiz, de forma que sea fácil absorber cualquier cambio.

5.      Planes que te emocionen. Ya sabes el contexto que tienes para este año. Ahora es el momento de elegir cómo harás que ese par de cosas que te emocionen bajen a tierra, que sucedan. Es el momento parar pensar cuándo podrías realizar ese viaje, un descanso, una escapada… Los momentos para recargar energía y disfrutar de la vida son realmente importantes.

6.      Materializar objetivos. Ya tienes una idea de los períodos de mayor o menor intensidad, de los momentos de descanso, de los días o semanas con más potencial para esa disfrutar... Ha llegado el momento de poner fecha a esas cosas que también te emocionaría conseguir y que implican que hagas un esfuerzo o que te arriesgues a salir de tu zona de confort. Es hora de que tus objetivos dejen de crecer en tu cabeza para convertirse en algo real (y probablemente de evolucionar en algo diferente). La forma más fácil de empezar a convertirlos en algo tangible es que tengan una fecha en la que te comprometas contigo mismo a que sucedan (te recomiendo que se lo cuentes a más gente para hacer tu compromiso más fuerte).

Para materializar objetivos te propongo que empieces con el calendario totalmente desplegado siendo capaz de ver el tiempo total del que dispones. Dado el sistema de pliegues que hemos diseñado, cada una de las tres visiones principales muestra cuatro meses, un período de suficiente intensidad para tener pequeñas metas intermedias. Te recomiendo plantearlas aunque sea a lápiz y enfocarte en el primer cuatrimestre.

7.      Escribir sucesos espontáneos y logros. Algo que me emociona de poder ver todo el año es ser capaz de tener reflejados los logros y experiencias ya vividas, por ello te recomiendo que también apuntes esos acontecimientos extraordinarios que sin haber sido planeados te han sucedido.

8.      Recuerdos. Cuando acabe tu año puedes cerrar tu 2020, habrás logrado y vivido lo que te hayas propuesto (además de momentos inesperados). Guárdalo porque si te has atrevido a seguir tus propios pasos será extraordinario, en unos años, compararlo con lo vivido en el 2021 o 2022.

Por último unas pequeñas recomendaciones gráficas:

-Usa un código de color, de forma que a simple vista sea muy comprensible el tipo de suceso que llega. Ejemplo: en rojo marco los cumpleaños, en morado los viajes, en verde otras fechas relevantes, en negro trabajo y a lápiz aquello que es provisional o no es muy relevante.

-Si eliges escribir con rotuladores de punta fina (por ejemplo los típicos “Stabilo”), te cabrá más información de forma mas despejada y ordenada.

-Intenta tener esos rotuladores a mano de forma que sea sencillo mantener tu “código” y sea mas visual tu año, tu “obra de Arte”.

Si tienes un Fi Wall u otro calendario para compartir con tu pareja, familia, compañeros de piso… El objetivo es estar todos en la misma página. Este calendario en la pared es el lugar donde ver el proyecto común para este año, lo planeado y lo inesperado. Por ello te proponemos estos pasos:

1.      Vuestro momento. Buscad un momento tranquilo en el que poder sentaros en una mesa en torno al calendario que muestra el tiempo que tenéis por delante en este 2020.

2.      Vuestras fechas. Antes de nada os propongo que marquéis vuestros cumpleaños. De esta manera todos los miembros, incluso los más jóvenes entenderán mejor qué estamos haciendo y se sentirán más implicados. Os propongo que uséis el mismo color para todos los cumpleaños pero que cada uno pueda marcar el suyo.

3.      Cread vuestro marco de tiempo. Esto es, sobre el calendario y a lápiz, tratad de marcar los festivos que podréis usar para hacer una escapada, las posibles fechas para vacaciones, o los días que por motivos laborables u otros tengan una importancia extraordinaria. Os recomiendo que esto lo hagáis a lápiz porque no es algo seguro, sin embargo, es una manera de que todos seáis conscientes de las circunstancias del otro o de los potenciales para un posible plan juntos.

4.      Eventos. Apuntad las fechas fijas  relevantes como cumpleaños de otros amigos o familiares, eventos importantes individuales o compartidos.

5.      Recuerdos. Os animo a escribir lo verdaderamente relevante o útil para vosotros, dejando hueco a la improvisación y a que este calendario se llene también de los sucesos inesperados que han sido extraordinarios.

Recordad que una vez finalizado el año podréis guardar vuestro FI Wall en el tubo de forma que será muy sencillo sacarlo en cualquier momento y revivir todo lo que ha sucedido en este 2020.

Por último las mismas recomendaciones gráficas que para los calendarios nómadas:

-Usa un código de color, de forma que a simple vista sea muy comprensible el tipo de suceso que llega. Ejemplo: en rojo marco los cumpleaños, en morado los viajes, en verde otras fechas relevantes, en negro trabajo y a lápiz aquello que es provisional o no es muy relevante.

-Si eliges escribir con rotuladores de punta fina (por ejemplo los típicos “Stabilo”) te cabrá más información de forma más despejada y ordenada.

-Intenta tener esos rotuladores a mano de forma que sea sencillo mantener tu “código” y sea más visual tu año, tu “obra de Arte”.

-Éstas son algunas recomendaciones, sin embargo, he visto nuestros calendarios súper bonitos utilizados pegando pegatinas de colores, usando solo símbolos… Cualquier método que te funcione será perfecto.

 

Nuestro proyecto, Fimad, nace con el deseo crear objetos, procesos y sistemas que mejoren la vida de todos. Con este fin, escribimos cada blog, hacemos cada calendario y os felicitamos el nuevo año tomando las palabras de Mirta Medici para desearte que en este 2020:

 

Te animes a mirarte.

Que te ames como eres.

Tengas el amor propio para pelear tus propias batallas.

Y humildad para aprender.

En definitiva:

Te deseo que escuches tu verdad y escribas tu propio 2020.


isa lab
Krisis

La palabra griega krisis viene del verbo krinein que significa separar o decidir. Según la RAE una crisis es un cambio profundo y de consecuencias importantes en un proceso, una situación, o en la manera en que estos son apreciados.

Vitales, de pareja, laborales, familiares, con nosotros mismos o con el mundo…

Todos pasamos varias crisis a lo largo de nuestra vida. ¡Qué suerte la nuestra! Y es que, aunque son momentos duros, de incertidumbre e incomprensión, son también momentos asombrosos. Son el origen de una nueva “era”. Son los momentos previos a que nuestra vida pase a otro lugar. Evolucione, hacia una dirección que podemos y debemos elegir.

Damos lo mejor cuando afrontamos desafíos. Y una crisis, vivida de forma consciente, es la oportunidad para sacar lo mejor de nosotros. Sin embargo, cuando estás dentro no es fácil mantener la claridad.

Al igual que esperar el metro sabiendo los minutos que quedan para que llegue es tranquilizador, saber que estar en una crisis es el momento previo a resurgir debería ser esperanzador, o a mí me lo parece.

Pero esto no va de esperar. Va de hacer algo. Y es que a veces estar mal, realmente mal es un gran motor para cambiar. Es el gran motor. Muchas veces no estamos contentos con algo, pero hasta que no tocamos fondo no hacemos nada.  ¡Menos mal que tocamos fondo!

Por favor, se responsable, si no estás bien haz algo. No esperes. Deja de poner tu foco y atención en todo lo malo y negativo que esté pasando o pueda pasar algún día. Y haz lo que esté en tu mano para cambiar tu realidad ahora. Hazte responsable de tu vida.

Hoy escribo para recordaros a vosotros y a mí, que una crisis no es un drama si no una oportunidad. Simplifiquemos la situación, puedes hacer muchas cosas al respecto, pero yo te propongo lo siguiente:

1.      Da gracias por tocar fondo.

Desde ahí podrás coger impulso. Y es que es cierto que a veces hay que estar realmente mal para cambiar el rumbo. No es nuevo, seguramente nos haya sucedido anteriormente pero tal vez no seamos conscientes. Te invito a coger papel y pensar un par de minutos en las crisis que tuviste en tu vida y en las cosas que surgieron de ellas. 

(Yo me fui a vivir al extranjero enfadada por la nota de mi proyecto fin de carrera, empecé FIMAD cuando me di cuenta de que mi vida como arquitecta no era la que me había imaginado,  y seguramente no habría empezado a escribir de no estar en mi crisis actual.)

2.      No te regocijes en el dolor.

Hay momentos tristes, dolorosos y de incertidumbre. Son emociones que aparecen y que no podemos ni debemos bloquear. Llegarán inevitablemente, sin embargo, decidir no instalarnos en esas sensaciones y movernos a actividades que nos generen otro tipo de emoción es nuestra responsabilidad exclusivamente. Para que esto suceda es importante no visualizarnos como la víctima de las circunstancias.

3.      Mueve tu cuerpo.

Anda, corre, nada o lo que puedas. No soy médico, pero para mí es matemático: mover mi cuerpo me oxigena las ideas y me da perspectiva. Siempre que te encuentres regular, sal a correr.

4.      Muévete mentalmente.

Sabes qué cosas te interesan, aunque no sepas la utilidad posterior. Te invito a que desarrolles todas tus habilidades en torno a ese interés.

Internet ha democratizado la información de tal manera que ya no hay escusa para no ser un experto de aquello que te mueve. Por muy absurdo o común que te parezca ese interés, desarróllalo.

Te invito a explorar aquello que te interesa para llegar a entender quien eres. Te aseguro que tener la valentía de tirar de tus “cualidades” o motivaciones te llevará a otro lugar. Una formación conducida o autodidacta sobre un tema que te apasione es revelador. Es una nueva visión.

No hablaré de vivir según  tu propósito o misión porque es algo que se me escapa. Sin embargo, con una crisis tienes una oportunidad de conocerte más a ti mismo. Creo que vivir desarrollando al máximo nuestras cualidades y potenciales, y enfocado a un fin coherente con nosotros, es sin duda un gran lugar al que dirigirse.

5.      Háblate y trátate bien.

Tu diálogo interno es muy importante. Reconocer cuando te estás dando mensajes negativos y ser consciente de que no eres tú si no tu miedo o tu ego hablando, es clave.

Rodéate de la gente que te quiere y que te habla con cariño. Aunque aquí la complicación es entender que cada persona aconseja desde las experiencias que ha tenido en su vida y desde su interpretación de la vida y de la situación. Déjate cuidar pero sin dejar de ser tú quien decida tus pasos.

6.      Disfruta de lo bueno que pueda tener esta situación.

Tal vez, como a mí, os ocurra que habíais imaginado que las cosas serían de una manera y cuando ocurren de otra forma lucháis contra la realidad que vivís en lugar de disfrutar de las cosas buenas que tenga la nueva situación. Porque toda circunstancia tiene algo positivo. Esta crisis también. Encuéntralas o te las vas a perder.

 

En resumen, disfruta de esta crisis, al fin y al cabo es la señal de que algo nuevo está a la vuelta de la esquina.


isa lab
El mejor lugar del mundo es aquí

Este verano he pasado casi dos semanas en una casita en la ladera de una montaña, con cobertura solo debajo de un árbol y una piscina desde donde veía Sierra Nevada. He tenido tiempo, para pensar, leer, hablar, caminar... he tenido tiempo y sensación de tener tiempo, que son cosas diferentes. 

El tiempo es algo objetivo: con un calendario o planificador entiendes el tiempo que contendrá el año, un mes o una semana. Sin embargo, la sensación de tiempo o de falta de tiempo es algo muy distinto. Es una relación entre el tiempo que tienes y las cosas que quieres hacer. 

Está aceptado y casi valorado socialmente hacer varias cosas a la vez, querer hacerlo todo rápido y no esperar. Ser “productivos” está de moda. Ocupamos los momentos de espera con otras actividades o simplemente con el móvil; con lo que nuestra mente no llega a descansar ni siquiera aquí. Y no solo a descansar, tampoco a ser consciente de donde estamos física o vitalmente. Y ésto a largo plazo deriva en no sentir que la vida que tienes la estás eligiendo. Y es que cada rato que dedicamos a algo es una elección. Porque, aunque a veces lo olvidemos, tenemos la capacidad de decidir el rumbo.

A menudo me he encontrado yendo a dormir pensando que no me he dedicado a mí ni un momento de ese día. He hecho muchas cosas y sacado adelante mucho trabajo, habré mirado el móvil algún rato pensando que así descansaba… Y el día se ha acabado.

Hoy te invito a que activamente decidas la sensación de tiempo que quieres y qué elementos son los que a ti te hacen sentir que estás vivo y por ello merecen tener un momento en tu día a día. Así que desde lo más pragmático a lo más personal te comparto cinco simples acciones que cambiarán tu sensación de falta de tiempo si decidas aplicarlas con decisión. Ahí van:

 1. Lista de pendientes.

Haz una lista con todas las cosas pendientes que tienes en la cabeza. Nada más acabarla realiza en el momento las que te lleven menos de 10 minutos, y las otras decide cuando las vas a hacer. Importante: habrá algunas que lo mejor sea decidir que no las vas a hacer nunca, tacharlas y sacarlas de tu cabeza. Ten esta lista a mano para poder liberar tu mente de las tareas pendientes.

También te recomiendo tener papel al lado de la cama para vaciar la cabeza de estos pensamientos que vienen por la noche, antes de dormir y que se te quedan dando vueltas.

 

2. Hacer primero lo importante.

Durante el día, incluso en el trabajo, aparecen millones de tareas que parecen súper importantes pero solo son urgentes. Habría que hacerlas ya, pero siendo realistas no tienen tanta importancia. A veces dedicamos mucho tiempo a hacer las cosas “urgentes” (y  otras muchas que ni siquiera lo son) en lugar de hacer primero aquello más importante. Mi consejo aquí es que cada día intentes completar un cometido realmente significativo, uno. Que cuando te vayas a la cama tengas esa sensación de haber terminado algo. Cuantos más temas importantes resolvamos al día, menos urgencias aparecerán a posteriori.

Para mí habría una excepción: el fin de semana es para disfrutar / desconectar.

 

3. Bloquea tiempo para aquello que te emocione o que te vaya a llevar al lugar donde quieres ir.

Tú eres tu ministro de educación, tu coach, tu mejor asesor…Con la suerte y responsabilidad de encontrar en tu día el momento para aquella actividad que te emociona o que has decidido hacer.

Si no tienes un planificador de la semana, coge un papel y dibújate los 7 días y las tareas que siendo realistas te bloquean diferentes horas en los diferentes días. Quedarán pocos huecos. Mira a ver donde aparece o recolocas un momento para hacer esa actividad que decidiste regalarte. Te recomiendo que si se repite sea todos los días y ocurra en el mismo momento, para que tu cuerpo lo coja como hábito y no haya una pequeña lucha diaria.

 

4. Disfrutar.

Identifica ese momento cotidiano (o de fin de semana o de vacaciones) que te encanta e intenta replicarlo. Puede ser simplemente desayunar en el balcón o mirando por la ventana. Tal vez no tengas una bañera para un baño, como si estuvieras de vacaciones, pero puedes ducharte antes de dormir con la luz apagada y una pequeña vela, cambiando totalmente tu sensación de ese momento. Quizá únicamente antes de dormir alejes el móvil y tengas un ratito de lectura o hables un rato con alguien que quieras.

Aquí el reto es encontrar esos momentos preferidos y ser capaces de proporcionárnoslos para que cuando se acabe el día tengamos la sensación de que el día fue bonito, que nos dedicamos un rato de disfrutar.

 

5. Pausar.

En la medida de lo posible te recomiendo mucho hacer pausas. Entiendo que no es la sugerencia más común, pero si no estás feliz en tu vida profesional o personal haz una pausa, pregúntate qué quieres o simplemente date tiempo. No hace falta que te vayas un mes a la India (que también te lo recomiendo). Aunque sea un fin de semana en el campo o una tarde para ti. Date (crea)  las pausas que necesites y que desees. Te ayudará a ver con claridad.

 

Y es que no hace falta estar de vacaciones en el lugar más exótico y lejano para sentir que tenemos tiempo y que disfrutamos de la vida. Basta con dejar de pensar que somos víctimas de nuestras circunstancias, empezar a ser conscientes de que somos libres para elegir más cosas de las que pensamos y sobre todo que podemos modificar nuestra vida a través de las cosas que decidimos hacer porque si eliges lo que quieres:

El mejor lugar del mundo es aquí.

i.




isa lab
Septiembre, pequeño enero

Después de las vacaciones de verano, el calorcito, las escapadas de fin de semana al pueblo de los abuelos, el mar y el monte…toca volver a empezar.

 

Tal vez lo mejor de septiembre sea que tras unas vacaciones llegamos con fuerzas renovadas y con muchos planes. Como al comienzo del año, aparecen propósitos y objetivos, tal vez propósitos parecidos a los que aparecieron en enero y a los que no dimos continuidad. Para que no caigan en saco roto y se diluyan con el ajetreo de la vuelta a la rutina, te propongo aterrizar esos objetivos para que sean una realidad.

Así de simple:

 

1.      Coge un papel y escribe tres propósitos/objetivos que tengan una meta el 31 de diciembre. 

Recuerda que el objetivo es para ti, te estás regalando algo: más salud, sentirte realizado/a en algo que te interese, conocimiento, desarrollar tus habilidades o simplemente verte en otro lugar al que te gustaría llegar. No es un castigo, con todo el amor y generosidad elige lo que quieres para ti.

(Yo he elegido tres: uno profesional, otro de salud/deporte y el tercero de aprendizaje/formación)

 

2.      Divide tu objetivo en 4 hitos o etapas más abarcables.

De septiembre a diciembre son cuatro meses. Un período de tiempo perfecto para mantener la energía y lograr algo interesante.  Al final de cada mes habrás completado una etapa, una parte de tu objetivo. Yo te propondría que definieras al final de cada uno de estos cuatro meses lo que quieres haber logrado, te ayudará a mantener la motivación pasado el primero. Y aunque cada mes irás notando resultados y esto ya será increíble, te invito a que lo celebres, como te parezca pero date la enhorabuena.

Si tienes un Fi Nomad o Fi Pocket verás claramente ese período y te resultará más fácil visualizar el tiempo que te queda para conseguirlo y así mantener la concentración. Sin embargo, para establecer objetivos y hacer el seguimiento, lo más útil es que utilices tu Fi Vision donde podrás escribir las metas en el lado izquierdo y el avance semanal a la derecha del calendario.

 

 

3.      Establece en tu calendario semanal (o diario) el momento en que lo llevarás a cabo.

Esto es súper importante. Para conseguir un objetivo es imprescindible dentro de la semana establecer / liberar el momento en el que vayamos a realizarlo. Es decir, saber que, por ejemplo, cada día nada más levantarte, antes de desayunar harás eso.  Cada día que lo realices haz una marca en tu calendario, te dará motivación y tendrás una visión realista del trabajo realizado, siéntete orgullosa/o de tu fuerza de voluntad y de avanzar hacia tu mejor versión.

 

4.      Crea el hábito.

Resulta mucho más sencillo realizar un pequeño ejercicio cada día que grandes esfuerzos puntuales. Si eres capaz de incorporar ese pequeño esfuerzo diario/ semanal y convertirlo en un hábito no tendrás que luchar contra tu cabeza para realizarlo cada vez. A la mente le resulta mucho más sencillo repetir que hacer de nuevo.

 

5.      Reengánchate.

Si por cualquier motivo no puedes hacerlo puntualmente, no tires la toalla, reengánchate, todo lo que hagas se queda contigo. Habrá algún momento en que no hagamos aquello que nos habíamos propuesto porque nuestro cuerpo realmente nos pida otra cosa o simplemente descansar. No es cuestión de sentirnos culpables, pero no tiremos la toalla, el valor está en seguir intentándolo. ¡Recuerda que te estás haciendo un regalo, disfrútalo!

 

 

Vernos capaces de realizar aquello que nos habíamos propuesto es una forma extraordinaria de reforzar nuestro autoestima y sentir que tomamos las riendas de nuestra vida. ¡Felicidades!

i.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

isa lab